PRENSA > NOTICIAS

MONS. JOSÉ ADOLFO LARREGAIN

Homilía para el día de San José

Saladas, 19 de marzo de 2021

Estamos celebrando un nuevo 19 de marzo, día del glorioso Patriarca san José. Este año con la particularidad de la celebración que nos invita el Papa Francisco con motivo de los 150 años de la declaración como Patrono de la Iglesia Universal.

Muy poco nos hablan las Sagradas Escrituras de este gran hombre, el “varón justo” como así lo llama. Es el hombre del silencio, de fe, confianza, coraje, valentía, acción y trabajo.

Es considerada la persona más santa después de la santísima Virgen, la Madre del Señor. Su misión fue custodiar al Hijo de Dios con corazón de padre. Acompañó los primeros pasos de Jesús, lo cuidó, protegió y educó mientras el niño crecía en sabiduría y gracia. Le dejó como herencia el orgullo que todo padre puede tener identificándolo con su trabajo: “el hijo del carpintero”. ¡Cuánto tenemos para darle gracias a Dios por la figura de este hombre que continúa siendo modelo para nuestro hoy!

Quisiera destacar el valor de la ternura tomando como modelo a san José. Nos dice un salmo “como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor cariñoso con sus fieles” (Sal 103,13). Es una actitud profundamente humana, es amor respetuoso, delicado, concreto, comprometido, atento, alegre, lúdico, de fiesta. Es abierto a la reciprocidad, un amor que no es ávido, ni codicioso, ni pretensioso, ni posesivo. La ternura desarma y reconstituye. Es muy difícil su definición, necesitamos utilizar muchos adjetivos para hacerlo a pesar de que la intuimos y sabemos perfectamente lo que es.

La imagen paterna que tenemos muchas veces nos condiciona o facilita la experiencia de Dios. Si tenemos la idea de un Dios violento que impone su voluntad como ley inexorable, jamás podremos comprender la ternura ni mucho menos, vivirla tanto en nuestra relación con Dios como con los demás. Hay personas en las que resplandece la ternura de Dios. Es un maravilloso espectáculo para observar. Seguramente cada uno de nosotros tiene experiencia de personas y gestos concretos que conservamos y recordamos en nuestro corazón.

La ternura es una disciplina física y espiritual. En lo físico alecciona lo ojos, la mirada, el corazón, las palabras, gestos, movimientos y acciones. Para transitar ese camino hay que tener el valor de ir dando pequeños pasos, dando muestras de afecto: una sonrisa, expresiones mágicas como: perdón, gracias, disculpa, te quiero; una felicitación en el momento adecuado, los pequeños alicientes, las correcciones con amor. Es la sabiduría de los gestos discretos que constituyen el tejido y la trama de la vida diaria. La ternura requiere contemplación, silencio y respeto hacia Dios, el hombre, la naturaleza y las cosas.

San José, cuya fiesta celebramos, nos ofrece un hermoso modelo de varón y padre para nuestro hoy que nos ayuda a valorar y restaurar su figura. Sentir y ofrecer ternura ennoblece al ser humano, lo hace partícipe de valores superiores. La experiencia de la ternura fortalece, da firmeza, otorga confianza y coraje, da herramientas para el camino de la vida.

Le pedimos a este padre en la ternura, nos permitamos experimentar –y si lo hacemos- permitirnos expresar con libertad esta hermosa capacidad que Dios nos ha dado y no siempre lo hacemos.

 

Mons. José Adolfo Larregain

Obispo Auxiliar de Corrientes

 

 

NOTA: a la derecha de la página, en "Archivos", el texto como Homilía Fiesta de san José en Saladas   19-03-21 en formato de Word.